martes, 30 de noviembre de 2010

Otra, Sam.

"You must remember this, a kiss is just a kiss..."

Se abre el telón y aparecen los actores que van a acompañar la noche con sus mejores galas, y con sus mejores frases. Se abre el telón y entre el público, ella abre bien los ojos y siente el mismo fogonazo que emana de esas cámaras antiguas que se ven en ciertas películas. Ya sabéis, cuando el fotógrafo se mete debajo de la tela negra, y en el instante de capturar la estancia aprieta fuerte el dispositivo que está en su mano.

FUM! humo blanco y vuelta a la realidad.
Como me dice una gran amiga "muy rápido, muy furioso" y así es.

Y como yo os decía, ella entre el público. Con sus ojos aún bien abiertos. Con la mejor de las compañías a su vera, y la risa tirando de todos y cada uno de sus músculos.

Y es que el fin de semana ha sido tan intenso, que aún repasa momentos que impregnan sus retinas. Recuerda ése dolor de tripa de tanto reírse, y las yemas de los dedos con manchitas negras, de tanto intentar quitarse el rímel que se ha esparcido por la cara y que rodea sus ojos. Sus ojos todavía bien abiertos, sí, y recibiendo toda la luz posible como si así sientiese cómo se va llenando de ideas. Ideas nuevas y resplandecientes.

Sus ojos, que no se cierran cuando tiene que dormir.

Se mira al espejo y entiende, que el tiempo pasa y que se está haciendo mayor, qué quiere llegar más allá, que sueña con alcanzar grandes objetvos y llenarse los mofletes de logros y suertes. Se mira de nuevo. Y ésta vez examina las arruguillas que antes no tenía, que hablan por sí solas y que traducen lo que piensa. Piensa mucho.

Está preocupada. Tiene miedo de no llegar a sentirse realizada en lo que hace, de no encontrar verdaderamente su sitio. Y sí, como le dijo alguien la noche anterior, en cierto modo se siente vacía y quiere controlarlo todo, incluso aquello que no está en su mano.

Pero lo que no está en su mano no, no puede controlarlo.

Y según se mira, lo va entendiendo. Lo acepta lo asume y hasta le gusta aceptar el reto.

Y según se mira en su reflejo atisba una sonrisa que va a llegar pronto, muy pronto. Porque hay días en que en una ciudad tan grande, por más que sepas que lo tienes todo y que te comerías el mundo, algo te falta. Pero sigues adelante. Porque los grandes logros se consiguen improvisando, y cuidándolos con mimo porque así es como te sientes seguro de ellos y así es como te sientes bien.

Porque cuando ya has pasado malos momentos no quieres volver a pasar por ellos, y porque a veces en la cabeza resuena aquello que suena más o menos así: "A aquel lugar donde fuiste tan feliz, no debieras tratar de volver."



Era así, Sam?

Tócala otra vez, para que pueda recordarla.

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