Confesiones

"La moda es arte en movimiento." Eso me dijo alguien una vez. Es una de esas frases que apresaron mi mente en el mismo momento que salieron de boca de quien rezaba. De esas que se quedan grabadas a fuego porque no sabes de qué te van a servir en la vida. Piensas que no son para ti, y sin embargo no las olvidas. Hasta que encuentras el significado que les faltaba para verlas completas.

Yo creo que la moda es lo que cada uno quiere hacer de ella. La marca que cada uno deja impregnada en ella, el sello personal. El savoir faire de quienes la siguen y respetan, y que se atreven a modularlas en su lenguaje propio.

Para mí, la moda siempre había sido un fondo. En mi vida no era lo primero ni muchísimo menos. Debido a varios trabajos que he tenido que desempeñar y los que me quedan, ha ido cobrando protagonismo en la película de mi biografía, y a día de hoy viste más de un fotograma. Porque poco a poco me conquistó, porque de la noche a la mañana, me sigue sorprendiendo, mantiene su halo de misterio, generador indiscutible de mi fascinación por ella. Desconocemos sus límites y eso es lo que la hace fuerte.

La moda está presente allá donde vamos, es testigo histórico, es pronóstico.

Tanto ha llegado a poseerme en ciertos momentos, que sumado a mi sueño de crear algún día una guía, el sueño de crear en un futuro mi propia línea de ropa o bisutería se repite a menudo cuando cierro los ojos y decido descansar hasta el día siguiente.

De momento, eso tendrá que esperar. Primero he de esbozar las ideas de mi cabeza, pasarlas al papel, conjugarlas en el cuerpo. Convertirlas en expresión de una pasión fervientemente oculta.

Y entonces me acuerdo de un artículo que leí ayer, en el que hablaban de una joven diseñadora que se había lanzado al mundo del corte y la confección, y que suena muy bien. Suena a promesa esperanzadora, a éxito asegurado. Es de envidiar.

Os dejo enlace a su página, esperando que sea de vuestro agrado, aunque no os interese este mundillo.
Buena tarde!

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