Es curiosa la sensación que se te queda después de un buen concierto. Te sientes lleno de vida, a pesar de haberla dado entera y sobretodo te sientes lleno de amor.
Anoche tuve la gran suerte de poder ver en directo a uno de mis grupos favoritos, Florence And The Machine, y no pudo ser más perfecto. Bueno, sí. Hubiese sido perfecto si no se me hubiese hecho tan corto. Y si hubiesen cantado alguna que otra canción que eché de menos. Pero las que tuvieron cabida en el Palacio Vistalegre llenaron el aire y la electricidad en el ambiente iba in crescendo a medida que pasaban los minutos.
El vestido transparente de Florence era espectacular, sus largos cabellos pelirrojos bailaban al ritmo de sus pies descalzos, de un lado a otro, y cuando dió la vuelta al ruedo todas las almas y corazones se unieron y corearon al unísono, luchando por alcanzarla como a una estrella fugaz.
Un 10 de concierto. Gracias Fabián!
Y gracias Florence. I love you.
A.
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