Ayer salieron de mis ojos todas las lágrimas que tenía acumuladas desde ni se sabe cuando. Sin plan establecido, sin previo aviso, entré en la sala de un cine para ver Lo Imposible y no pensé que sería tan intensa. Menos mal que tenía a quién abrazarme fuerte!
Me encantó. Os la recomiendo a todos, pero os aconsejo que vayáis preparados para una de las películas más emotivas que hayáis podido ver en vuestra vida. Su fuerza reside en que cuenta una historia real, y que en ningún momento se recrea en lo sentimental. Lo muestra, pero es el propio espectador el que deja aflorar los sentimientos. Es tarea difícil retenerlos. Sencillamente increíble, puede que hasta imposible, el film relata una tragedia que por desgracia tuvo lugar en nuestro mundo.
Ese fue mi plan de ayer. El viernes, ya que era festivo, me escapé de la ciudad y lo pasé en Segovia comiendo bien y descansando, que es lo que te pide el cuerpo después de toda una semana de tute.
Nos alojamos en el hotel San Antonio el Real, un antiguo y precioso monasterio reformado. Comimos en La Granja de San Ildefonso, en el restaurante Martinho, que está en el número 5 de la calle La Valenciana. Muy bonito y muy pero que muy bueno. Le doy un 10!
Tras un largo paseo por los jardines de La Granja, fotos y risas, decidimos descansar un poco en el hotel y después nos dispusimos a cenar en Segovia, en un lugar mítico llamado José María. Como mi estómago no se permite cenar un Cochinillo, que es lo suyo, opté por un Carpaccio de ciervo. Mmmmm!
Y con estas pequeñas recomendaciones, espero que hayáis disfrutado mucho del puentecito y que volváis con las pilas cargadas. Que esta semana se nos hará un poquito más larga...
Besos y buena música!
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