Padre arquitecto, detallista y nervioso con el azul siempre en los ojos. Ricardo, el nombre, mi padre, el hombre.
La importancia del buen gusto y con gusto contar cosas importantes. Los sombreros, los bailes en el salón y la captura de instantes. Un señor que puede importar desde un chiste hasta a su hija al altar. Que los juegos de palabras jamás deben faltar. Lo que está bien hecho, bien hecho está.
Gracias Papá, por no quedarte nunca en la sombra. Porque en cuanto te da el sol nos recuerdas que eres un niño de la primavera, porque contra viento y marea siempre encuentras a tu mujer, "perfumadita de brea.."
Porque con todo lo bien que me dices que escribo, ahora mismo me recorre un escalofrío de lo bonito que es lo que siento y describo. Por irme a dormir con los puñitos apretaos cuando el día ha sido largo y aguarda otro aún mejor. Por los cuentos de Bolita, el pez bola que no existía pero que imaginábamos soñando, tu hijo y tu hija, ilusionados.
Porque me es difícil contener las emociones y cuando eso sucede lo primero que me digo es "qué cosa más tonta.."
Gracias Ricardo, por tu corazón de León y tus dientes renovados. A esta vida hay que pegarle un buen bocado!
Te quiero Papá
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