No, no son mis zapatos de novia.
Sí, son blancos y están a continuación de las piernas que me llevarán al altar. Y sí, son los pies que no se terminan de ver los que están en primer plano, pero eso es simplemente porque quedan detalles por atar.
No se trata de pies, ni de filtros. Porque esta foto no los tiene. Ni pie de foto, ni filtro que valga. Es el instante del descubrimiento. Os descubro lo que siento:
Se trata de disfrutar del momento presente y de hacer, con todo lo que se tiene, que el momento futuro se sostenga por su propio pie. Y que bailen juntos, el momento presente con el momento futuro, sin pisarse los pies el uno al otro, ay que te cojo...
Y eso es difícil. Muy difícil, no es un baile cualquiera.
Bien lo saben los que se preparan para un día durante muchos días. Algo lo intuyen quienes desde su parte del mundo se preparan para brillar, a poder ser, ese mismo día. Menos lo entienden quienes están lejos, aún más lejos, e imaginan como pueden. Al final estos últimos son los que más sorprenden.
Porque lo difícil tiene algo, y es que se consigue. Cada fase tiene su miga y cada frase encuentra su amiga.
Y por eso, lo imposible tienta y se intenta.
Buenas tardes y colores! A disfrutar:
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