viernes, 20 de febrero de 2015

Flash





Esta mañana ha sido una de esas mañanas en las que siento que la creatividad florece en los momentos menos esperados, aquellos en los que la lucidez sorprende al más despistado y como regalo deja un rastro incandescente. Un fogonazo que resulta difícil olvidar. Un neón intermitente que hace que cualquiera que pasaba por ahí por casualidad se tambalee. Como un flash. Un segundo intenso y fugaz que captura la mente y que se puede seguir viendo sólo si se cierran los ojos. 

Cuando era pequeña y nos hacían una foto familiar con flash (gordon), después me quedaba un ratito abriendo y cerrando los ojos para perseguir esa luz verde fluorescente o rosa fosforito que pasaba a toda velocidad. Sí, por aquel entonces ya soñaba con la huella que dejaba un flash. Quizá sólo lo hacía yo. O quizá, para mi regocijo, unos cuantos sabéis a qué me refiero. 


Así son los recuerdos de la infancia cuando los compartes entre alguna que otra cerveza y encima tu interlocutor lleva tu misma sangre: un brillante nanosegundo en el que no tienes que explicar ni el olor, ni la sensación, ni nada a lo que asocies tal recuerdo. Porque quien te escucha lo ha vivido exactamente igual que tú. Y porque en su mirada se lee lo mismo que en la tuya y no hace falta decir nada más. 



Como las cosas bonitas de la vida, que no buscan llamar la atención, porque lo hacen sin darse cuenta. Son tremendamente inspiradoras, y como suele ocurrir con todo lo puramente bueno de la vida, se nos olvida mencionarlas. 

Antes de que se me pase:
No dejéis de escuchar First Aid Kit, a mí me han atrapado de lleno. Emmylou, My Silver Lining, King of the world, Ghost Town, Wills of the river, I met up with a King.. Son algunas de tooodas mis favoritas.  

Y pasaos por Perroloco, por favor. No sabéis lo que os estáis perdiendo, chalaos! Calle Noviciado, 4. Sensacional. (Aquí tampoco hace falta decir más.)


Feliz viernes!

A. 


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